Noruega,
en quien hoy ya soy, y un día seré.
Una beca Erasmus. Mucha ilusión, muchos nervios. El corazón batiendo fuerte, los ojos bien abiertos. Y un destino, el destino. Noruega, la experiencia de mi vida.
Noruega me enseñó el amor por el medio natural y también su influencia en los más pequeños. Amplias escuelas al aire libre, promotoras de la libertad y la autonomía desde la más tierna infancia. Un ritmo lento y adaptado a los intereses del niño, eje central de su propio modelo educativo. Un ritmo pausado que busca devolverles su tiempo, el tiempo que a todos nos pertenece.
En poco más de un mes, exactamente 44 días, hará un año que he vuelto de Noruega. Entre lágrimas de tristeza y alegría, y con la mente, los ojos y el corazón bien llenos, desbordando de experiencias. Noruega me regaló personas especiales, paisajes de cuento y mil y una razones más para creer en la educación. Todos tenemos entre las manos devolverle su tiempo.
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