Introducía a César Bona en mi entrada "Ejemplos a seguir", aunque quizá no con la profundidad que sus aportaciones merecían. Por eso me encuentro hoy haciendo hincapié en la noticia que os presentaba semanas atrás, en la que se hacía pública la nominación de este maestro zaragozano como uno de los 50 profesores seleccionados para el premio al "mejor profesor del mundo" (Global Teacher Prize).
Implicación, compromiso y pasión, así definiría yo a César Bona. Un maestro que me ha dejado sin palabras. Un maestro con ganas de enseñar, con ganas de aprender.
César ha probado al mundo que otra forma de educar SÍ es posible en la escuela. Sin ideas preconcebidas, sin creer en la existencia de casos perdidos, únicamente guiado por el deseo de conocer a nuevas personas, se ha involucrado, ha involucrado. Generando verdadero entusiasmo, fabricando ilusión. Dejando huella.
Empatía.
Imaginación y creatividad.
Emociones, valores.
Escucha y expresión.
Investigación.
Un maestro lleno de ideas y proyectos, deseando desarrollar al máximo cada una de las capacidades de su alumnado. Buscando ayudarles a convertirse en ciudadanos honestos y honrados, a abrir la escuela a su mundo exterior, a participar activamente en la sociedad que les rodea.
César Bona no se contenta con interactuar dentro del aula. Sugiere a los niños y niñas con los que trabaja la posibilidad de hacer algo más grande, de ir más allá y descubrir la realidad en la que viven, participando en ella para mejorarla. Les proporciona proyectos en equipo, integrando así a la comunidad completa, haciéndoles sentir protagonistas de su actuación.
César tiene un don especial, el de transmitir a todos sus alumnos que son únicos e importantes. Logra que todos se sientan orgullosos de lo que han conseguido, del compromiso logrado.
Y así, de este modo, nace la verdadera educación.
Para conocer los proyectos desarrollados por César Bona y descubrir las reacciones ante los mismos y ante su candidatura por parte de quienes lo han conocido, pincha en la imagen.
"Los maestros somos seres privilegiados, trabajamos con fuentes infinitas de información y eso es un lujo. Lo que ocurre es que con tantos datos y tantas programaciones muchas veces cortamos las alas a esa imaginación. Debemos estimular la creatividad, aguijonear la curiosidad, y no podemos olvidar la sensibilidad, la empatía y el respeto. Pensemos que los niños y niñas que ahora tenemos en las aulas serán en pocos años los que tomen decisiones importantes, para el mundo en que vivimos, pero también para sus propias vidas y la gente que tienen alrededor. Y es por eso que nuestra profesión es tan importante." (César Bona)
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