sin miedo a que las normas o disciplina se vean afectadas,
con tacto y como sensor de nuevas perspectivas,
evitando siempre el dolor ajeno.
Porque tu risa, la risa de aquella niña a la que tanto le cuesta hablar, la del niño tímido al que siempre se le riñe o la de la más pilla de la clase son algo más que una simple contracción de músculos faciales. Esa risa, la que viste venir, la inesperada, la nerviosa y aguda o aquella otra más tímida y silenciosa, se traduce en confianza, bienestar y alegría. Transporta esperanza y felicidad.
Especialízate en carcajadas y cuida de tu risa.
Tus niños la necesitan y un día comprenderás
que tú tampoco puedes ser feliz sin ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario