¿Qué es aprender? Contesta con el alma, con el corazón por delante. No, no te estoy preguntando qué se entiende hoy por aprender. No me refiero a esa eterna clase en la que todos miramos el reloj cada treinta segundos. Ni al nudo en la garganta al leer el horario cada noche. No hablo de horas angustiosas, aburridas, en tensión. Ni de montañas de apuntes desordenados sobre la mesa.
Me refiero al verdadero significado de la palabra aprendizaje, aquel que es vicio y se disfruta. Aquel que te conduce corriendo a la biblioteca en busca de un poco más de información. Aquel que te hace brillar los ojos y se encuentra en todas partes, en cualquier rincón.
María Acaso subraya, en su entrada "Pedagogía sexy: recuperemos el placer como eje de la educación", la falta de aprendizaje actual en nuestras instituciones educativas. Debemos recuperar el placer, afirma,
"y que los estudiantes, de cualquier edad y condición, deseen generar saberes, sientan por sus venas correr la dopamina, se enamoren del conocimiento".
¿Por qué? ¿Por qué no se produce aprendizaje en la escuela? ¿Por qué priman el aburrimiento y la desidia? ¿Entendemos realmente qué conlleva aprender?
Esta educadora española, que busca desarrollar una práctica educativa adaptada al tiempo actual, nos presenta una opción metodológica de nombre particular, la pedagogía sexy, la cual sienta las bases fundamentales de lo que un verdadero aprendizaje viene a constituir.
Dado que todos somos diversos en nuestro modo de aprender, necesitamos una pedagogía personalizada. Lo que funciona para unos no vale para otros, y aún más fundamental, lo que sirve para la mayoría no es adecuado para la totalidad. Al fin y al cabo, queremos que todos aprendan, ¿no?
Si uno no se siente parte de lo que aprende, siento decepcionaros, no está aprendiendo. Buscamos, por lo tanto, una pedagogía participativa, en la que esfuerzo y placer vayan de la mano.
Un cuerpo paralizado, obligado a mantenerse estático, paraliza la mente, las ganas, el interés. Necesitamos una pedagogía corporal, que nos ayude a captar el mundo por cada uno de los poros de nuestro ser.
Si lo dudaste alguna vez, María nos lo reafirma: el aprendizaje sucede sobre contenidos motivadores. En sus palabras, "cuando hay pasión, sucede todo lo demás". Una pedagogía excitante, por consiguiente.
Y por último, pero no menos importante, una pedagogía descentrada, que sitúe los exámenes, mero papeleo de trámite, en un segundo plano. Que convierta el aprendizaje en su propio fin y olvide todo propósito utilitarista. Que tome como fuente el placer.
Aprendizaje y placer no pueden vivir el uno sin el otro. Y es que cuando aprender se convierte en sinónimo de placer, es cuando realmente comenzamos a aprender.
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