"El cuento nos da la mano y nos ayuda a crecer, a comprender, a entender el mundo en el que vivimos, en el que estamos, ese mundo del que nosotros también somos parte imprescindible" (Peb Bruno)
Me leyeron cuentos antes de ir a dormir, cada noche. Cuentos de sofá o cuentos de cama. Cuentos de dos o cuentos en familia. Cuentos grandes y pequeños. Cuentos gordos, estrechos, llenos de imágenes o con mucho texto. Me leyeron cuentos, muchos cuentos. Y algunos de ellos, imprescindibles.
Debes saber que mezclar un cuento cualquiera con el beso de buenas noches de papá y mamá constituye un ingrediente esencial para soñar mientras duermes. Pero los libros también te ayudan a soñar de día y ahí reside su verdadera magia. Leer hace vivir a los valientes las aventuras más increíbles. Con un poco de imaginación serás capaz de despegarte del suelo y volar a nuevos mundos. Y para ello, sólo necesitas un cuento.
Leer sentada en la hierba, apoyada en un columpio, fue para mí la mejor manera de disfrutar de mis primeros veranos. A la vez que me balanceaba, comenzaba a descifrar nuevas historias por mí misma, historias que me envolvían y hacían desaparecer todo lo que se encontraba a mi alrededor, historias que se volvían reales en un pequeño jardín veraniego. Mi columpio me llevaba a otros países, a otras épocas, me hacía reír y llorar. Me permitía soñar. Fui princesa, guerrera o campesina, corrí por bosques y escalé montañas. Imaginé colegios, pueblos abandonados y secretos enterrados.
Y su suave movimiento me llevaba con él, lentamente,
en busca de nuevos horizontes.
en busca de nuevos horizontes.
A quienes me enseñaron a soñar por medio de los cuentos.
Por descubrirme los 25 imprescindibles, y otros miles de imprescindibles más.